El autoconcepto es uno de los componentes que forman la autoestima, junto con el autorespeto y el autoconocimiento. Es la opinión que una persona tiene de sí misma, lo que ella cree acerca de sus habilidades, cualidades positivas y negativas, valores… El autoconcepto se desarrolla a lo largo de toda la vida de la persona y va cambiando en función de sus circunstancias personales, de las relaciones que mantengamos con los demás y de nuestros diferentes roles. Así, una persona puede basar su autoconcepto en su papel como esposa y madre, otra en su papel como profesional y amiga y otra como estudiante y voluntaria en una asociación.
El autoconcepto tiene varios niveles:
- Intelectual: Está formado por nuestras ideas y opiniones, nuestros valores y la información exterior. Lo basamos en nuestras experiencias pasadas y creencias. Sería “lo que nosotros pensamos de nosotros mismos”.
- Emocional: Es el juicio que hacemos de nosotros mismos, sobre nuestras cualidades positivas y negativas, sobre lo “agradable” o “desagradable” de nuestra personalidad. Sería “cómo nos sentimos con nosotros mismos”.
- Conductual: Son las decisiones de actuar en consecuencia con lo que creemos de nosotros mismos. Por ejemplo, es más fácil que alguien se apunte a una asociación de voluntariado si cree que es una persona que se preocupa de los demás.
Hay varios factores que influyen en el autoconcepto:
- La motivación: Es la tendencia a reaccionar a una situación tras haberla evaluado. Debemos plantearnos cómo actuamos y por qué para no hacer las cosas simplemente por ansiedad o miedo.
- La idea de nuestro propio cuerpo: Está muy influido por las reacciones de los demás, la moda, los complejos… Es importante valorarnos en este aspecto de manera realista ya que mucha gente tiende a menospreciarse y a llevarse por ideales irreales, lo que origina baja autoestima e incluso problemas psicológicos, como los trastornos de alimentación.
- Aptitudes: Son nuestras capacidades personales como nuestra inteligencia o nuestras habilidades. Plantearse cuales son las aptitudes en las que destacamos es un buen ejercicio para mejorar nuestra autoestima.
- Las valoraciones de los demás: A la hora de valorarnos a nosotros mismos, damos gran importancia a lo que opinan los demás, sus halagos, el reconocimiento que dan a nuestros actos… Es bueno tener en cuenta estas valoraciones pero sin dejar de lado nunca nuestra propia opinión.