Hay tres tipos de comportamiento según la asertividad: el inhibido o pasivo, el asertivo y el agresivo. La persona asertiva es la que es capaz de defender sus ideas y derechos sin pasar por encima de los otros, sabe expresarse y es responsable de sus acciones. Éste sería el comportamiento ideal, que lleva a unas mejores relaciones con las otras personas y una autoestima más alta. En los otros dos extremos tenemos estos dos tipos de comportamiento:
- Inhibido o pasivo:
- Estas personas suelen caracterizarse por tener un tono de voz bajo e inseguro y evitar el contacto visual con los demás.
- Es la persona que hace todo lo que le dicen sin importarle lo que él piensa o siente.
- Toma sus decisiones por impulsos o por miedo a la opinión de los demás.
- No es capaz de defender sus derechos.
- Se siente incapaz de resolver los problemas.
- Se siente inferior en las relaciones con otras personas. Los demás le manipulan.
- No defiende sus opiniones ni sentimientos y deja que los demás le pasen por encima o les ignoren, por lo que se siente desgraciado.
- Ventajas de este comportamiento: No reciben el rechazo de los demás.
- Desventajas: Los demás se aprovechan de él. Vive siempre en función de los otros y sus deseos siempre están en segundo plano por lo que acumulan resentimiento.
- Agresivo:
- Se caracteriza por tener un tono de voz alto, movimientos rápidos y bruscos, mirada fija y agresiva…
- Usa la pelea, las acusaciones o las amenazas.
- Siempre intenta imponer sus decisiones y derechos, sin importarle los demás.
- Actúa haciendo que los demás se sientan inferiores. Le gusta manipular y controlar a las personas de su alrededor.
- No es capaz de expresar abiertamente sus sentimientos de una forma que no sea agresiva ya que lo considera un síntoma de debilidad.
- Ventajas: Los demás no se meten con él y muchas veces consigue lo que quiere.
- Desventajas: Nadie quiere relacionarse con ellos.
Aunque pueda no parecerlo, ambos tipos de comportamiento son síntomas de una autoestima baja. Tanto el inhibido como el agresivo se comportan así porque no se sienten seguros de sí mismos y no tienen la capacidad de luchar por sus opiniones y derechos de una forma responsable y madura. El inhibido actúa siguiendo siempre los deseos del otro para no sentir el rechazo y el agresivo intenta quedar siempre por encima para no sentirse inferior pero son ambas caras de la misma moneda: personas que no están seguras de sí mismas, que no son capaces de expresarse y que no saben actuar en sus relaciones con los demás como iguales.