El día a día que vivimos hace que apenas nos detengamos a disfrutar y apreciar los detalles y las pequeñas cosas que nos pasan cada día. Si eres una persona que está permanentemente ocupada, que dedicas tu tiempo únicamente a trabajar y a realizar actividades que no te gustan, es probable que tu hijo observe estas actitudes e imite tu ejemplo. El hecho de no encontrar el tiempo y el lugar para poder disfrutar aunque sea de algunos pequeños momentos cada día, es un ejemplo que trasladarás a tu hijo.
Una buena forma para evitar que esto ocurra es conversar con tu hijo acerca del valor que tienen esas pequeñas cosas y esos pequeños momentos que ocurren cada día y disfrutarlos juntos. Un ejemplo de esto podría ser el momento del baño del perrito del niño. Si el niño puede compartir el baño semanal de su perro junto a ti, eso os dará un momento único e irrepetible a compartir en el que podréis divertiros juntos, charlar acerca del mundo animal y sobre aquellas situaciones cotidianas que tu hijo quiera hablar contigo y para las que no encuentra el momento adecuado para hacerlo. Un paseo bajo la lluvia, lavar juntos el automóvil o leer una apasionante historia sentados en el sillón del hogar puede ser para ti solo un momento, pero para tu pequeño será realmente inolvidable. Las pequeñas cosas de la vida están para disfrutarlas y compartirlas. Ese simple gesto aumentará la autoestima de tu hijo y le hará sentir más feliz al ver, sentir y notar la presencia de su madre o padre.