Todos tenemos una serie de necesidades y deseos legítimos de tipo social, físico, emocional… Sin embargo, muchas veces, por miedo al rechazo de los demás, no nos resulta fácil pedir lo que deseamos. Esto es un signo de baja autoestima que debe ser corregido para no acabar encontrándonos en una situación en las que las necesidades de los demás siempre estén por encima de las nuestras.
Para empezar hay que saber diferenciar entre necesidad y deseo. Hay que observar de forma realista nuestros sentimientos y poder darles la importancia que de verdad se merecen. Las personas con baja autoestima pueden temer tanto el rechazo de los demás que interpretan sus necesidades como simples deseos sin importancia, por lo que permiten que los demás los ignoren al carecer de importancia. Puede llegar el caso extremo en que la persona ya ni siquiera pueda identificar sus necesidades y deseos, diciéndose a sí misma que no necesita nada mientras los demás estén bien. Esta conducta, aunque pueda parecer muy generosa y digna de elogio, produce en la práctica graves problemas de autoestima y trastornos como la ansiedad y la depresión.
Una vez identificadas nuestras necesidades, debemos hacernos conscientes de que todo el mundo tiene derecho a pedir lo que quiere, tanto si es una necesidad como un deseo. Pedir algo importante para nosotros no nos convierte en egoístas ni malas personas. Tenemos todo el derecho a reclamar lo que deseamos.
Si nos resulta difícil plantear nuestras peticiones en palabras, debemos preparar la situación con anterioridad. Imagínate a ti mismo planteando la petición, expresando exactamente lo que quieres pedir. Imagina también el momento y el lugar más adecuado para realizar esa petición. Intenta incluir en tu petición no sólo lo que quieres, sino también tus pensamientos y sentimientos, con el fin de dar la información más completa posible.
Ten en cuenta estas normas a la hora de plantear tu petición:
- Busca un momento y lugar adecuado para hablar con la persona.
- Exprésate de una forma sencilla que facilite la comprensión.
- No culpes ni ataques a las personas a la que realizas la petición. Si, por ejemplo, queremos que nuestra pareja nos lleve a cenar el fin de semana, empezar con un “Nunca quieres hacer nada conmigo” no es la manera más adecuada y es muy probable que desencadene una discusión en lugar de ayudarnos a conseguir nuestro deseo.
- Expresa tus sentimientos de forma clara e intenta ser objetivo y ponerte en el lugar del otro.