Los niños suelen tener una manera inocente y sencilla de expresar aquello que sienten. Es tu deber como madre saber leer entre líneas qué es lo que tu hijo quiere decirte. Para ello, nada mejor que prestar atención a cada conversación que mantengas con tu hijo.
Cuando estés hablando con tu hijo, mírale a los ojos y observa sus movimientos. Mirar fijo a los ojos es una muestra de que aquello que dice tiene importancia. Además, es probable que ciertas actitudes y gestos de tu hijo también quieran expresar alguna molestia o desagrado. Tienes que saber que quizás hay actitudes tuyas que tu hijo no comprende o que no ve con buenos ojos. Una buena comunicación entre ambos ayudará a conocer realmente qué es lo que tu hijo piensa. Llegar a comprender a tu hijo estrechará el vínculo afectivo entre ambos, y ese simple gesto dará al niño la seguridad suficiente para encarar las situaciones cotidianas de su vida.