Vamos a explicar cuáles son los principales sentimientos negativos con los que la crítica nos ataca, qué función cumplen y cómo podemos luchar contra cada uno de ellos:
- Sentir que no tienes valor: La crítica nos ataca diciendo que no valemos nada por nosotros mismos si no somos capaces de alcanzar unos estándares de perfección. Como suele ser imposible llegar a esos objetivos, nos sentimos frustrados e inútiles como personas. Para vencer este sentimiento hay que aprender a valorarse objetivamente y a apreciarse y aceptarse como uno es.
- Miedo al fracaso: La crítica suele decirnos que no somos capaces de hacer determinadas cosas. Esto hace que ni siquiera lo intentemos y por ello tengamos menos ansiedad, pero nos paraliza y nos convierte en seres pasivos. Para combatir este miedo hay que evaluar los errores pasados para darse cuenta de que no hay nada malo en nuestra personalidad que nos conduzca al fracaso y empezar a replantearse metas futuras accesibles que nos saquen de la pasividad.
- Miedo al rechazo: La crítica nos tortura diciéndonos continuamente que los demás van a rechazarnos, que no somos lo bastante buenos para ellos. Esto nos protege de los posibles rechazos futuros, al estar sobre aviso, pero, por otro lado, disminuye nuestra autoestima y dificulta nuestras relaciones sociales. La manera de combatir este miedo es lanzarse mensajes positivos, mejorar nuestras habilidades sociales y aprender a hablar sobre ese supuesto rechazo con las personas implicadas en lugar de darlo por hecho.
- Sentimientos de culpa: La crítica utiliza mensajes que nos culpabilizan sobre nuestros errores pasados. Con esto nos ayuda a controlarla y a no tener que hacer nada para cambiar. Es como si nos dijéramos “No tengo que pedir perdón ni hacer nada por arreglar esto. Bastante me estoy castigando yo con lo culpable que me siento”. La manera de afrontar estos sentimientos es reflexionar sobre ellos para poder ver la magnitud del error de manera objetiva y afrontar las consecuencias de forma madura.
- Sentimiento de frustración: La culpa nos castiga diciéndonos que somos los culpables de nuestros fracasos. Como en el caso del sentimiento de culpa, estos sentimientos no nos ayudan en nada y sólo nos llevan a permanecer pasivos, sin hacer nada por mejorar. La forma de combatir la frustración es aprender a afirmar nuestro valor como persona y reflexionar sobre las decisiones que nos llevaron a fracasar. Muy posiblemente encontraremos que las decisiones que tomamos en aquel momento eran las únicas disponibles y podremos dejar de culparnos por ellas. Hay que aprender a perdonarse a uno mismo y a estar orgullosos de lo que somos y de los intentos que hacemos para mejorar. Hayan terminado en éxito o en fracaso, han sido un paso más de nuestro aprendizaje y evolución.