Los niños suelen frustrarse con facilidad cuando no pueden cumplir satisfactoriamente con los objetivos que se proponen. En estos casos, nada será más reconfortante para una hija que cuando su padre le ofrece un elogio sincero y amable cuando las cosas no le salen como quiere, especialmente si ha puesto mucho esfuerzo en la tarea. Busca permanentemente razones para elogiar a tu hijo.
Los elogios sinceros animarán a tu hijo a enfrentarse nuevamente y con mayor energía a los desafíos. Por ejemplo, si tu hija pinta un paisaje dile “me gusta la forma como has recreado la casa, es muy similar a la nuestra”. En este caso, a lo mejor la montaña o el árbol no le han salido tan bien, pero de esta forma, estás poniendo el énfasis en las cosas que mejor le han salido, cuando ella está triste por las que peor le han salido.
Cuando hables con tu niño, acostúmbrate a hacerle preguntas tales como “¿Qué te gusta más acerca de esta foto?” o “¿Cuál es tu parte favorita de la película que vimos ayer?”. De esta forma, si conoces los gustos de tu hijo, sabrás cuando y cómo debes elogiarle. No olvides que el elogio es un estímulo para que tu hijo pueda mejorar en su autoestima. No la adules permanentemente pues corres el riesgo de que tu hijo sea una soberbia. Tampoco la elogies sin razón, ya que perderá la confianza en que tus elogios son sinceros. Busca el punto medio para los elogios y será una excelente forma para que tu hija tenga una alta autoestima.