Se tiende a pensar en la autoestima como un valor positivo y siempre se está hablando de cómo mejorarla y aumentarla. Esto es cierto pero, como todo en la vida, hay que buscar un equilibrio. Un exceso de autoestima puede resultar negativo para la persona y acarrearle problemas psicológicos, en su relación con los demás y en su manera de desenvolverse en la vida.
A continuación enumeraremos las características de una persona con un exceso de autoestima:
- Omnipotencia: Creen que son capaces de hacer cualquier cosa y que no hay nadie mejor que ellos. Ven a todos los demás como inferiores.
- Intolerancia: Siempre quieren tener la razón y no admiten que puedan estar equivocados. Además, son muy intolerantes con los errores de los demás.
- Temeridad: Están tan seguros de sí mismos que pueden actuar de modo irresponsable y peligroso, ya que no son capaces de evaluar los riesgos.
- Optimismo exagerado: Piensan que todo les va a salir bien y que nunca les pasará nada malo.
- Narcisismo: Creen que son los más guapos, atractivos, interesantes, que su cuerpo es perfecto… Esto les hace creer que resultan irresistibles para los demás y que todos les aman o se sienten atraídos por ellos.
- Egoísmo: Creen que merecen tener más que los demás. Además quieren tener lo mejor en todo, no sólo en los objetos materiales, sino también en sus relaciones: la mejor pareja, los mejores amigos, la mejor familia… Esto hace que no permitan ningún fallo y que a menudo se sientan decepcionados por los demás.
- Exageración: Hablan demasiado y en un tono de voz muy alto. Les gusta ser el centro de atención y son escandalosos.
- Independencia exagerada: Como creen estar capacitados para todo, no toman en cuenta a los demás para ninguna actividad. Creen que no necesitan a nadie.
- Competencia enfermiza: Creen que pueden ganar a cualquiera en cualquier actividad y se esfuerzan por demostrarlo. Si fracasan, echan la culpa a algo externo (la suerte, trampas, la ayuda de más gente…)
- Esta actitud prepotente suele hacer que los demás les rechacen, aunque ellos no pueden entender el por qué y suelen achacarlo a la envidia.
- Tienen una necesidad continua de que los demás elogien todas sus virtudes.