Un exceso de autoestima puede ser síntoma de una serie de problemas psicológicos de diversa gravedad. Los más comunes son:
- Personalidad narcisista: El paciente cree que sus habilidades son superiores a las reales y tiene una necesidad excesiva de admiración. Además, es extremadamente egoísta y no tiene en cuenta a los demás. Esto hace que no pueda desarrollar una vida feliz y productiva.
- Manía: Es una de las fases del trastorno bipolar o maníaco-depresivo. En esta fase la persona se siente invencible, tiene una energía exagerada y lleva a cabo ideas disparatadas o peligrosas. Por ejemplo, puede gastar todo su dinero en el juego, vender la casa para invertir en cualquier cosa o vivir una aventura con alguien sin importarle los sentimientos de su pareja.
- Delirio de grandeza: Se da en los casos graves de psicosis (esquizofrenia o paranoia). El enfermo se cree un personaje importante y actúa como él. Por ejemplo, puede creer que es un rey y no entenderá por qué los demás no le tratan como tal.
Estos trastornos son los ejemplos más graves de lo que puede provocar una autoestima demasiado elevada. Sin embargo, aunque no llegue a estos extremos, el exceso de autoestima también puede causar muchos problemas a la persona y a la gente que le rodea. Por ejemplo, muchas veces estas personas no sienten que estén recibiendo de la vida y de los demás todo lo que creen que merecen, por lo que pueden acabar sintiéndose deprimidas.
Además, este exceso de autoestima suele ser en realidad un engaño de la propia mente. La gente narcisista tiene una gran cantidad de complejos y miedos y los esconden detrás de una fantasía de superioridad. Esto hace que necesiten demostrar continuamente su superioridad y que los demás alaben todos sus logros. Cuando no lo consiguen, reaccionan con rabia, deseos de venganza… Todo esto deteriora su relación con los demás y supone un gran desgaste psicológico para ellos. Ron Jaworski Jersey