Tanto los seres humanos como los animales aprendemos nuestro comportamiento a partir de un sistema de refuerzos (premios) y castigos. Esos refuerzos, en nuestra infancia, suelen venir del exterior en forma de regalos, halagos o felicitaciones de nuestros padres, profesores… Esto nos ayuda a aprender nuevos comportamientos y a formar nuestra autoestima.
Pero, ¿qué ocurre cuando nos hacemos mayores? Seamos sinceros: no todos tenemos la suerte de tener una pareja encantadora que nos diga continuamente lo guapos, inteligentes y simpáticos que somos ni un jefe que alabe nuestro trabajo. Para poder enfrentarnos a un mundo en el que los refuerzos no son habituales debemos haber aprendido a reforzarnos de manera interna, es decir, ser capaces de reconocer por nosotros mismos nuestros logros y estar orgullosos de ello sin necesitar que los demás nos lo digan. Una persona capaz de reforzarse a nivel interno estará más segura de sí misma, será más capaz de luchar contra la adversidad y las críticas y estará más preparado para triunfar. Una persona que no pueda hacerlo y dependa de los demás para fundamentar su autoestima se deprimirá con más facilidad, se rendirá ante la menor crítica o fracaso y correrá el riesgo de sentirse inferior y deprimida.
Por ello, debemos aprender a reforzarnos a nosotros mismos si no lo hacemos. Debemos acostumbrarnos a darnos mensajes positivos del tipo “Esto lo he hecho bien”, “Esta idea que he tenido es muy buena”, “Creo que mi aportación a este trabajo ha sido decisiva”. Conseguir cambiar los habituales pensamientos negativos (“no valgo para nada”, “no hago nada bien”) por pensamientos que nos refuercen a nivel interno servirá para dar un gran impulso a nuestra autoestima y ponernos en el camino de una vida más sana y feliz. Tim Horton Jersey