Una persona asertiva debe ser capaz de evitar la manipulación de los demás para poder comportarnos según nuestras ideas y derechos sin herir a los demás. Esto, que puede parecer tan sencillo, no resulta tan fácil en la vida real. Pensemos en cuántas veces nos hemos sentido culpables por decirle que no a alguien, aunque sabíamos que nuestra decisión era la acertada o en las ocasiones en las que hemos acabado haciendo algo que no queríamos por no herir a una persona que nos importa y sintiéndonos luego mal por ello.
Vamos a dar una serie de consejos para poder mejorar nuestra asertividad y evitar estas situaciones:
- Conócete a ti mismo y a tu escala de valores. Eso te permitirá tener muy claro que quieres hacer y que no.
- Estar seguro de ti mismo y de que la decisión que has tomado es correcta te ayudará a mantenerte firme.
- En las discusiones expresa cómo te sientes y por qué dando ejemplos concretos, sin culpar y generalizar. No es lo mismo decir “Has llegado tarde las tres últimas veces que hemos quedado y eso me hace sentirme molesto” que decir “Estoy harto de que siempre llegues tarde”.
- Aprende a escuchar al otro.
- Se consciente de tus derechos y de que luchar por ellos no te convierte en un egoísta ni en una mala persona. Tienes derecho a decir que no e incluso a equivocarte, enfadarte o sentirte molesto y a expresarlo, siempre que lo hagas de una manera adecuada y sin dañar al otro.
No dejes que tus necesidades se vean pisoteadas por ayudar a los otros. El sacrificio sólo es positivo si lo has razonado y has llegado a la conclusión de que en ese momento es mejor que hagas algo por la otra persona que suponga dejar tus necesidades de lado. Si lo haces por costumbre o por miedo al rechazo de los demás, sólo te generará resentimiento.